Pues sí, llego febrero…hasta ahora era un mes en el que mis papás celebraban que el día 4 se habían conocido…ese año, el 2016, ni mi mamá ni mi papá se acordaron.
El día 4 de febrero por la tarde mi mamá llevó a mis hermanos mayores a casa de mi nona y mi ia. Para quien no lo sepa, son mis abuelos, los papás de mi mamá…somos muy originales en casa.
Cuando volvió a casa, empezó a preparar cosas en mi mochila, yo pensaba que nos íbamos a una excursión muy larga. Preparó un montón de cosas para mi, y para mi hermanito que como era muy pequeño y solo comía teta de mamá se lo tenía que llevar a todas partes. Yo estaba muy contenta porque así no iba sola y me aburría menos en el coche.
Mis papas me dieron mucho de cenar y un bibi súper grande, y me acostaron. Yo no quería dormir, pero al final el cansancio me pudo.
Casi acababan de acostarme, cuando mi mamá entró a despertarme… era aún de noche. Pero me vistió, y nos fuimos otra vez de viaje, esta vez cargados de ropas, comida…no había sol, solo estrellas. Yo me quedé dormida en el coche, mis papas no hablaban, fue fácil dormir…
Cuando me desperté, estábamos otra vez en aquel sitio tan grande dónde mis papás habían querido llevarme desde el principio de esta historia. Bajamos del coche corriendo, parecía que llegábamos tarde a algún sitio… A mi no me habían dado de desayunar, no había tomado nada desde aquel gran bibi que tomé antes de acostarme. Tenía mucha hambre, pero mis papás no me daban nada de comer…que raro, ¿por qué sería?
Esta vez no fuimos a la habitación de siempre. Fuimos a un mostrador, dónde mi papá dijo mi nombre y una señora de azul nos indicó una puerta para entrar y acompañar a otra señora. Fuimos mi mamá y yo solas, a mi papá no lo dejaron entrar y se quedo en la habitación grande con mi hermanito y un montón de gente más.
Esta segunda señora nos llevo a un sitio de esos que hay en las piscinas y gimnasios, creo que se llama vestuario. Habían bancos y perchas. La señora le dio a mi mamá una batita azul para que me pusiera, parecía otro pijama, los míos eran mas bonitos, ¿por qué no se los había traído mi mami? Creo que querían que durmiera otro rato, claro!! era un poco de noche aún…
Cuando mi mamá me quitó mi ropa y me puso aquel pijama feo, nos llevaron a otra habitación y a mi me subieron en una cama que no era la mía…yo lloraba y lloraba, es que no quería dormir, quería irme con mis hermanos y con mis papás a casa… En esa habitación habían mas niños, también con esos pijamas azules, como el mío. Algunos lloraban como yo, otros estaban muy quietos, contentos no vi ninguno. ¿Por qué estábamos allí? Yo no conocía a ninguno de esos niños.
Una señora con un pijama de dibujos se acerco y me habló, pero yo no quería escucharla, y lloraba más fuerte. La señora del pijama de dibujos me trajo juguetes, y mi mamá y yo nos pusimos a jugar un poco. Mi mamá me quitó los pendientes, desde que nací los llevaba puestos, que raro era todo, yo no entendía nada de lo que pasaba. Mi mamá parecía muy triste, y eso que nos habían dado juguetes… La señora del pijama bonito, le decía a mi mamá que no se preocupara, que me iban a cuidar. Hablaban de una cosa rara, anestesia decían. Pero la señora le decía a mi mamá que yo iba a ser fuerte… no lo entendí…
Pasó un ratito y vino otra vez la señora del pijama de dibujos. Le dijo a mi mamá que se tenía que ir fuera con mi papá y mi hermanito. Los avisarían cuando acabaran. ¿Cuándo acabaran de qué? ¿Por qué me quedaba sola? Yo no quería que mi mamá se fuera, y lloré más y más fuerte… Creo que mi mamá también lloraba, porque no se volvió a mirarme y se tocaba la cara con su mano derecha… Yo no sabía hablar, no podía decirle que se quedara, pero lloré muy muy fuerte para que me oyera mi mamá mientras ella se iba y la señora del pijama y más señoras y señores entraban conmigo a otra habitación.
Esa habitación era muy fría… había más señores vestidos con pijamas verdes alrededor de mi cama, yo lloraba y lloraba, llamaba a mi mamá de la manera que sabía, pero cuando me pusieron una cosa que tiraba aire en la boca y la nariz…no recuerdo más…¿me dormí sin sueño?…
Cuando me desperté, estaba en esa cama que no era la mía y habían señoras a mi lado que no conocía. Me hablaban muy dulcemente intentando que me calmara…pero yo seguía llorando como cuando se fue mi mamá. Estaba un poco dormida aún pero las oía y las veía, y yo lloraba y lloraba. Me dieron un juguete muy chulo, tenía muchos botones y un montón de colores. Los quería tocar todos… me calmé y poco a poco me fui despertando del todo. Creo que no me dolía nada… pero mi pierna derecha estaba tapada con una cosa blanca, tenía la pierna envuelta por la parte del muslo.
Uno de los señores de verde, salió a buscar a mis papás fuera de aquellas salas, esto lo sé porque mis papas lo estaban hablando en el coche, de camino a casa. Les dijo que todo había salido muy bien. Que me habían quitado un trocito de músculo de mi pierna para poder estudiarlo y saber que me pasaba, porque no podía andar, subir escaleras, correr y saltar como los demás niños de mi edad… En unos meses sabríamos los resultados… Les dijeron como curarme la «pupa» que me habían hecho, y también les dijeron que yo estaba muy nerviosa y que cuando me calmara un poco podría entrar uno de ellos a estar conmigo.
Cuando paso un rato muy grande, una de las señoras fue a buscar a mis papás, y ahí estaba mi papi… solo lo dejaron entrar a él. Esta vez mi mamá se quedó dándole de comer a mi hermanito, me lo dijo mi papá, que se quedó conmigo todo el rato.
Estuvimos mucho tiempo en aquella nueva habitación los dos, jugando, yo lo abrazaba… estaba muy contenta de que mi papá estuviera conmigo, porque yo no conocía allí a nadie más.
Yo estaba muy cansada de estar allí, quería irme a casa… no quería jugar más… Paso una rato de esos larguísimos, y entró una de esas señoras con pijama de dibujos, me miró el pañal… me había hecho pipí… Entonces le dijo a mi papá que ya me podía vestir e irnos casa. Le dio uno de esos papeles que mamá coleccionaba, que suerte, otro más!!
Cuando mi papá me vistió y recogimos todas mis cosas de aquella habitación con bancos y perchas, salimos a buscar a mi mamá y a mi hermanito.
Yo salí por la puerta andando, de la mano de mi papi, claro, pero andaba, no me dolía nada… solo tenía hambre, mucha hambre porque esas señoras de pijamas chulis solo me habían dado un zumo para beber… Menos mal que mis papis llevaban de todo para que yo tomara… Tenía tanta hambre…
Llegamos a casa ya por la tarde, habíamos comido por el camino. Por la noche antes de acostarme mi mamá me quito la venda que me habían puesto en la pierna… En mi pierna había un corte grande, bueno es que mi pierna era pequeña por eso se veía tan grande. Mi mamá me curó la «pupa» con un liquido transparente que picaba un poco y me la volvió a tapar con otra cosa blanca que no llevaba sangre. Casi no lloré, porque por lo menos ya estaba en casa.
Esos días vinieron todos los que me quieren un montón a visitarme, aunque yo me encontraba bien, fue genial.